domingo, 6 de marzo de 2011

Para Selectividad

A mi madre le haría muchísima ilusión que pongan un texto mío en Selectividad. Llevo cinco años escribiendo artículos de opinión y, puesto que es frecuente que se escojan textos que hablan sobre educación, he pensado que quizá este pueda valerle a los ponentes. Escribo en el segundo diario general con más lectores en España y, por supuesto, también lo hago en Andalucía. En caso de que este texto lo seleccionen para selectividad, aviso a los futuros estudiantes de que “Cuyami” es un seudónimo basado en el nombre de un futbolista que destacó en el Polideportivo Almería y en el Recreativo de Huelva. Estaría bonito que hagáis una reflexión sobre por qué para hablar sobre educación un profesor ha de usar un seudónimo. (Si alguno quiere desvariar más de la cuenta sobre la relación entre fútbol y literatura, le doy permiso). Os reconozco que es un poco frustrante que tu seudónimo tenga más entradas en Google que tu nombre real. Sin embargo, si algunas de las cuestiones que escribo se recogieran bajo un nombre real, ese hecho imputaría a mis superiores y compañeros. En tal caso, me acarrearía alguna que otra querella. Y no me apetece.

En la prueba de lengua, en la última década, casi siempre entra, al menos, un texto periodístico. Si va firmado es un artículo de opinión. En caso contrario, una editorial. En tales casos, va aparejada una pregunta llamada “géneros periodísticos”. Estudiándote esa pregunta, más que probablemente, te ahorras saberte toda la literatura. Otros seis puntos podría hacerlos cualquier adulto sin haber estudiado nada (resumir el texto, indicar cuál es la idea principal y realizar un comentario crítico que ha de hablar sobre el contenido del texto y jamás sobre su forma). Solo ofrece algo de más dificultad la pregunta restante de lengua, que en una de las opciones suele estar relacionada con sintaxis, pero que podría ser definir alguna palabra rara o explicar el significado de alguna oración, que es lo que yo escogería para este texto.

Antaño, los adultos que lean estas líneas lo recordarán, había tres asignaturas diferentes: lengua, literatura y comentario de texto. Se ha hecho “ahora”, en la línea del desarrollo de las competencias, un refrito raro, que a nadie convence. Es un poco triste que la literatura, tanto en grupos de letras como de ciencias, se reduzca a dos puntos, como mucho. Lo que más cuenta es que sepáis escribir con cierto sentido. También ayuda que, como mis alumnos harán, llevéis de casa unos cuantos truquillos para aparentar, tales como usar siempre las mismas estructuras de enlace, memorizar citas genéricas para poder incluirlas casi en cualquier tema, y trampitas así. Los más osados citarán libros que no existen y nadie podrá demostrar que “Sin más asuntos que tratar” no es el título de mi autobiografía, pues el corrector tendrá una pila de más de ciento cuarenta cuadernitos, y no cuenta con el apoyo de Internet.

Selectividad es muy fácil. Siempre lo digo. Y si este texto os lo ponen en el que ha de ser el primero de los exámenes, os doy un único consejo para estos días: no tengáis miedo. El noventa por ciento de los que estáis leyendo este texto vais a aprobar selectividad. El diez por ciento restante tendrá septiembre. Ya habéis hecho todo lo que estaba en vuestra mano. Si estáis agobiados por la nota, sabed que ya habéis hecho todo lo que estaba en vuestra mano, también. Ya no depende de vosotros. Será el factor suerte el que va a determinar si entráis o no en la carrera de vuestros sueños. Será la indulgencia del corrector, que entre un tema que vuestro profesor explicó mejor, que no se os vaya la cabeza pensando en el novio que os dejó, no pillar un virus de 24 horas y hacer el examen con fiebre... Hay tantos factores, que no está en vuestra mano controlar, que no merece la pena amargarse estudiando dos o tres horas más esta tarde. Lo peor ya ha pasado, por tanto. Lo peor es sin duda el momento de entrar en el aula, de enseñar el DNI, de leer el texto... Después, pasado ese mal trago, descubres que entiendes lo que pone, que sabes hacer las preguntas. Ahora, justo ahora, te toca ponerte a escribir. Y eso lo llevas haciendo toda tu vida, ¿cómo vas a tenerle miedo a hacer un examen… si llevas toda la vida haciendo exámenes como este?